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Cieza.es | 28 de junio de 2021 a las 12:11
La música es parte esencial de nuestras vidas. Y lo ha sido durante la pandemia, porque escuchar una buena canción es el mejor modo de alimentar el alma y levantar el espíritu. La música ayuda a comprender el mundo, a comprendernos unos a otros. Por eso es tan necesaria. Todo un año y medio ha tenido que esperar el público ciezano para que el Club Atalaya Ateneo de la Villa se reencontrase con un concierto y, sobre todo, se llenase de una imperiosa necesidad de buena música.
Tovarich llevó este sábado a la terraza de este local un repertorio con el que aspiraba a levantar el espíritu de la gente. Lo que en otros grupos de características similares es elaboración estilizada, en el dúo ciezano parece espontaneidad incontrolable y pura; alegría de vivir y de expresarse, por más que algunas de las historias que interpreta sean eminentemente íntimas y personales. Y es que el canto es la única ocasión de expresar una verdad que de otra manera sería inaudible.
Celia Aroca y Andrés Villa apuntaban alto, pero tenían pendiente aún hacer un disco. En menos de tres años han logrado muchas cosas en el mundo de la música, a pesar de un 2020 en blanco por culpa de la pandemia y el estado de alarma. "El primer álbum ha quedado muy a nuestro gusto. Son nueve temas, con letra y música de los dos, que tienen mucho de esperanza, vida, lucha y coraje. Alternamos canciones en español y en inglés. La portada ha sido diseñada por la artista local Ana Almela".
Tovarich es un sonido, un estado de ánimo, incluso una relación personal. Efectivamente, la palabra rusa hace referencia a la persona con la que se comparten ideas, actividades o experiencias. Perfecta para poner nombre a este grupo que casa muy bien con el estilo country-pop. "El disco ha sido grabado en casa de Andrés, pero ha sido remasterizado por Javier Desiderio en el estudio El Señor Guindilla Records". Esto les ha servido para conocerse más a uno mismo. Para ambos es un orgullo empezar con tan buen pie.
El escenario junto a la fachada del Museo del Esparto, que como ocurre en las anteriores citas culturales había sido habilitado con sillas, estuvo una vez más completado su aforo limitado. Tovarich consiguió enganchar desde el primer momento a un público entregado que esperaba ansioso poder ver y oír al grupo. Para la puesta del largo del primer disco se rodeó anoche de tres músicos con alma muy marcada: el bajista Gustavo García, el baterista José Montiel y el guitarrista Luis del Amor.
Sus interpretaciones calaron en los asistentes con letras que conmueven o hacen mejor persona a uno o más sensible a lo que le rodea. Era un recital hecho en complicidad con la gente. Su prodigiosa vocalista cantó bonito y tuvo carisma. Su voz es poderosa y muy bien timbrada. Sus rasgos peculiares como cantante con personalidad propia ya quedaron evidenciados en un acústico grabado para el programa Órbita-M, donde demostró que las mejores canciones se pueden tocar solo con una guitarra.
Grato y evocador concierto de un tándem que supo conjugar sus versiones de clásicos por las que ya gozaba de una merecida reputación con lo actual de su nuevo disco. Y, así, con los ensayos aprobados, el repertorio aprendido y con la presentación de su primer trabajo discográfico como excusa, Tovarich entonó 'Cuatrocientos golpes' para seguir con un tema dedicado al hijo de Andrés Villa cual es el 'En mi cabeza'. Pero, sin duda, una de las canciones más esperadas de la noche era 'Decir que sí'.
Con el tema 'The signal', el espectáculo musical subió de tono, y es que no todos los grupos poseen una voz como la de Celia. 'Close the door' y 'White rabbit', esta última del mítico grupo Jefferson Airplane, completaron la primera parte del repertorio. A veces, por pura casualidad, el talento y la oportunidad se dan la mano. En muy poco tiempo se ha forjado una estética personal basada en en una voz y una guitarra. La cantidad de sí mismos que pusieron ambos sobre el escenario fue admirable.
'Looking to another side' fue el tema elegido para reanudar la actuación. Después del siempre exitoso 'Sin ti' llegaron los nuevos temas 'Mistyc fire' y 'Always', a cual mejor. El aura de 'Bye, bye, baby', de Janis Joplin, encajó muy bien. El broche lo puso 'Ya nada me vale'. El sentimiento de autenticidad que arrojaban las canciones fue, sin duda, una de las sensaciones que dejó un concierto que el público aplaudió con generosidad. Y es que puso en evidencia que Tovarich mantiene el nivel de fascinación que crearon con su apabullante debut en 2019.